El pasado 9 de diciembre, se publicó “Energía a prueba de futuro”, proyecto conjunto de World Energy Council WEC-CHILE y Yuken Impact Research Lab que fue originado entre Trinidad Castro, directora ejecutiva de WEC-Chile, y María Renard, cofundadora de Yuken, como una manera de aprender lecciones de la crisis mundial actual y proyectarnos hacia el futuro con mayor capacidad de reacción, adaptación y anticipación. Este trabajo conjunto dió como resultado un informe que está basado en el trabajo de “future-proofing organizations” de Carlos Osorio, cofundador de Yuken, que fue publicado como capítulo del libro “Aftershock”en febrero del 2020. Esta iniciativa es un esfuerzo sinérgico, diverso y colaborativo para ser arquitectos del futuro energético de Chile, con objetivos compartidos y un destino común. El documento sintetiza los aprendizajes de las organizaciones miembros del World Energy Council WEC-Chile de la pandemia y presenta propuestas de cómo Chile podría contar con Energía a prueba de futuro. Para el estudio se entrevistó a 32 líderes de sus organizaciones privadas, públicas y no gubernamentales, y se realizó análisis semántico y de contenido para sintetizar temas emergentes que fueran relevantes y, luego, se analizó relaciones entre ellas para identificar buenas prácticas y desafíos de corto, mediano y largo plazo.  Los hallazgos permitieron identificar los factores que permitieron atenuar el efecto de la crisis sanitaria en organizaciones que destacaron por hacerlo bien desde lo social, ambiental, económico y organizacional. ¿Qué marcó la diferencia? Aquellas organizaciones que reaccionaron de manera consistente con su misión y valores, aquellas que tenían dinámicas de trabajo bajo incertidumbre y cultura de tolerancia y aprendizaje a la falla, y aquellas que habían avanzado de manera relevantes con sus iniciativas de transformación digital. Además, se identificó un gran número de buenas prácticas para hacer frente a la crisis del COVID en términos del cuidado de responder a la emergencia, cuidar de las personas y mantener la continuidad operacional. Fue especialmente significativo identificar distintos desafíos de corto, mediano y largo plazo que quedan en evidencia para el sector y que, de trabajarse con anticipación y de manera conjunta, podrían generar un sector energético a prueba de futuro.   En palabras de Carlos Osorio: “Los altos niveles de capital social y empatía al interior de las organizaciones que respondieron mejor a COVID atenuaron el impacto de la crisis por el efecto conjunto de cuidar a las personas; mostrar consistencia desde la alta gerencia; y generar espacios seguros para explorar y resolver en ambientes inciertos. Cuando esto sucede, todos tenemos mayor disposición y capacidad a enfrentar desafíos como los vividos.”

Revisa el informe completo aquí: bit.ly/3maw56i