Por Elías Ramos

El pasado día 31 de mayo concluyeron la serie de desayunos organizados por Deusto Business School e Innovaspain que ponen marco al Master in Business Innovation de la Escuela de Negocios más antigua de España. Ha cerrado este ciclo Carlos Osorio, profesor y cofundador de Yuken, reconocido en diversas instituciones de prestigio en América y Europa.

El repaso que ha hecho a la innovación ha sido profundo y útil, en la medida que ha dado respuesta a una buen número de dudas desde esa visión tan llamativa como lo es presentar Boston, y su ecosistema innovador, como la receta más necesaria para aplicar en colectivos de diferente tamaño, independientemente de que sea una nación, una ciudad o pueblo, una empresa grande o pequeña o el propio individuo.

Semejante complejidad ha sido capaz de resumirlas en 87 páginas de las que destaco lo que es para mí más importante: la interiorización del concepto innovación en los grupos  descritos: de una ciudad de varios millones de habitantes a la persona individual. Al final, ya sabemos que ante una idea que sirve de base para iniciar un proceso hay que tener un equipo que lo desarrolle, pero es en el cerebro y corazón de la individualidad donde puede estar en el origen. Mejor que sean de seis a ocho corazones y cerebros, dijo Carlos Osorio.

Mejor que respondan a disciplinas y habilidades diferentes; mejor que tengamos en cuenta el género de los miembros del equipo, mejor 50 % mujeres y hombres que una relación 40-60 en un sentido o el otro; y, mejor que también la experiencia esté presente en un porcentaje significativo.

Lo valioso del mensaje es la ratificación de que la innovación tiene que salir de dentro de las organizaciones, un tema que conecta con los otros dos encuentros anteriores donde hablamos de intraemprendimiento y la necesaria diversidad del individuo (polimatía), para abordar los complejos procesos actuales.

Cómo mezclar estos intereses es lo necesario para llegar a ese punto de ebullición mental que nos hace en un momento determinado brindar por el ¡eureka! que siempre está detrás de voluntad de la persona. El individuo en equipo, aunque sea pequeño, es capaz de muchas cosas en la actualidad y en este sentido hay que destacar como el tamaño pasa a un segundo plano si la inversión necesaria llega en el momento adecuado.

Soy de los que piensa que las empresas pequeñas lo tenemos más difícil, pero también es una realidad la cantidad de ellas que hacen cosas novedosas y a una rapidez increíble si el entorno funciona adecuadamente y de ahí los ejemplos de Boston o Israel para ilustrar esta afirmación. Lo recordaba Alejandro Arranz, director general de Innovación de la Comunidad de Madrid en funciones, en la reciente presentación de Especial Madrid que desarrollamos en el Anuario de la Innovación en España, en una defensa de la pyme como motor de innovación. Por eso es bueno lanzar este mensaje, retomar posiciones y destacar que la innovación desde dentro de las organizaciones, sean pequeñas o grandes pueden ser generadoras de innovaciones en todos los diferentes grados que queramos observar. Desde un corazón y un  cerebro todo es posible.